La evolución del artesano relojero
Friedrich Dilger mejoró la construcción de los relojes e importó herramientas de gran utilidad de Francia. Ahora es cuando comienza a intensificarse la construcción de relojes en invierno, que eran distribuidos por los que transportaban cristales. Con el tiempo este ramo se fue especializando cada vez más. Se desarrollaron oficios propios: los constructores de los soportes, los carpinteros de las cajas, los pintores y dibujantes de los frontales, trefiladores, los constructores de engranajes y los fabricantes de ruedecillas para cadenas comenzaron a trabajar mano en mano. La importancia de la relojería creció tanto que en 1808 ya había en Triberg y en 10 pueblos de los alrededores 790 personas que se ganaban la vida en la construcción de relojes. Solo en Gütenbach, de los 833 habitantes 96 eran relojeros, 10 fabricantes de soportes, cifras e instrumentos, 14 pintores de carátulas, fundidores y 61 comerciantes de relojes. Por tanto, en 1850 se fundó en Furtwangen la «Escuela de relojeros Gran Ducal de Baden». Su primer director fue Robert Gerwig, el futuro constructor de las líneas de ferrocarriles de la Selva Negra y del San Gotardo.